Según el índice presentado para este año apenas existen en el mundo 24 democracias plenas. Es decir, solo el 8% de la población mundial vive en democracia. 37,3% lo hace en una democracia con problemas. Mientras el 54,8% se encuentra bajo regímenes híbridos y autoritarios, lo cual equivale a que más de la mitad del planeta está sometida a contextos dictatoriales.
El tema de las similitudes y tendencias es un tema a profundizar y seguir sistematizando, sin embargo podemos ver las constantes de las derivas autoritarias ya bastante cementadas. A esa fuerte tendencia de demoler los cimientos de la democracia desde su base, se le añade los imponentes cambios sociales y tecnológicos que se vienen dando, los cuales exigen una democracia que sea más eficiente y flexible en cuanto a su adaptabilidad. En una época donde abunda la información, la democracia enfrenta enormes desafíos. Hay muchos estudios que vienen alertando que las redes sociales son hoy ventanas de eco donde se fortalecen, por la naturaleza del propio algoritmo, cosmovisiones propias y se afianzan los debates ideológicos, anulando por completo el corazón de la democracia, que es la pluralidad de ideas.
Dentro de este cóctel de ataques contra la democracia, se suscriben de igual forma las masivas violaciones a los derechos humanos. Los nuevos autoritarismos comparten un patrón entre sí: su desprecio por los derechos elementales. Criminalizando el trabajo de las organizaciones de la sociedad civil. Vemos detenciones arbitrarias contra trabajadores humanitarios, defensores de la democracia y activistas sociales. Se multiplican los expedientes judiciales contra organizaciones civiles que denuncian atropellos de las fuerzas de seguridad y los abusos de poder. También vemos que en los países autoritarios como Venezuela, Nicaragua, Cuba y El Salvador se aprueban legislaciones para impedir el financiamiento de estas organizaciones, con el fin de asfixiarlas económicamente hasta desaparecerlas, acabar con su independencia, expulsarlas del país y llegando a despojar de su nacionalidad a los líderes y activistas por la democracia.